Adaptación de "Toda clase de pieles"
CAPA DE TRAPOS
Había una vez, en un lugar muy muy lejano, una reina.
La reina era la mujer más justa y bondadosa que el mundo haya conocido jamás.
Pero por lo que realmente se la conocía era por su asombrosa belleza, tenía el
pelo tan dorado como doradas son las estrellas, y unos ojos azules como las
aguas más cristalinas del reino.
La vida de los monarcas eras maravillosa y todo
en el reino era felicidad y bienestar, ambos eran felices con su hija, una niña
preciosa, de ojos azulados y pelo dorado, cuyo nombre era Sanaya.
La niña era feliz, creció al lado del resto de jóvenes
del reino y recibió la mejor educación del mundo, pero durante el invierno del
décimo cumpleaños de la pequeña la reina enfermó y falleció. Antes de morir la
madre de Sanaya le hizo prometer a su marido que jamás obligaría a su hija a
casarse con alguien a quien no quisiera, le hizo prometer que el matrimonio de
la princesa estaría llenos de amor igual que lo había estado el suyo. Además de
esto, le entregó tres objetos que quería que le entregara a su hija cuando
fuera lo suficientemente mayor, el primero de los objetos era un brazalete de
plata con forma de rosa, el símbolo del reino; el segundo regalo era un collar,
un collar que parecía normal, sin embargo tenía una peculiaridad, el broche del
cierre estaba hecho con un zafiro, una piedra preciosa que solo se podía
encontrar en ese reino; y por último, un vestido hecho con pétalos de rosas que
no marchitan.
Pasaron los años, y la princesa fue creciendo,
convirtiéndose en una joven amadas y respetadas por todo el pueblo. A pesar de
esto, no había encontrado aún al hombre con el que casarse, un hombre al que
amara de verdad. Su padre, que ya era mayor y sabedor de que Sanaya solo podría
reinar si se casaba, le dio un ultimátum: “Hija, te doy tres meses para que
encuentres a un hombre bueno y con el que quieras pasar el resto de tu vida, si
en ese tiempo no has encontrado a nadie te casarás con el hombre que yo te
diga.” La joven princesa no hizo mucho caso a su padre y fue dejando que
pasara el tiempo.
Durante el margen de tiempo que le había dado su padre
se produjo el veinte cumpleaños de Sanaya y su padre decidió que ya era lo
suficientemente mayor como para recibir los regalos de su madre, de este modo,
los preparó y se los entregó. La joven se quedó absolutamente maravillada con
los objetos, pero probablemente el que más le gustó fue el vestido de pétalos
de rosas.
Cuando se terminó el plazo que le había dado el padre
a su hija esta le dijo que no había conocido a nadie y que aunque es la
intentara obligar no iba a conseguir que se casara con alguien a quien no
quisiera. A pesar de esto, el rey le respondió que sí lo haría, que el
afortunado que se casaría con ella y por lo tanto que ocuparía el trono sería
uno de los duques más poderosos del reino.
Sanaya, consciente de que no conseguiría cambiar la
idea que tenía su padre, pensó en cómo podía ganar tiempo, así que le pidió a
su padre como regalo de boda dos vestidos, uno de ellos tenía que ser tan
dorado como el sol, y el otro debía ser tan plateado como la luna. El rey
aceptó, y en ese mismo momento hizo llamar a todos los costureros del reino, y
les dijo que tenían que trabajar sin descanso para tener cuanto antes los
dos vestidos que había solicitado la princesa.
En apenas dos meses los vestidos estuvieron listos, y
cuando la futura reina recibió el regalo era incapaz de creérselo, y a pesar de
que le había dicho a su padre que tras recibir esos regalos se casaría con el
hombre que él quisiera le pidió un último regalo. Tras pensar durante un tiempo
lo que le iba a pedir a su padre, decidió que
quería una capa hecha con los trapos utilizados por los sirvientes de la corte.
El rey, que ya estaba bastante enfadado, le dijo que
se lo regalaría, pero que después de eso ella tendría que casarse con el duque
y no podría decir que no.
La joven, convencida de que su padre se negaría a
hacerle una capa con esas características, pasó los meses siguientes muy tranquila,
pensando que jamás tendría que casarse con alguien a quien no amara, pero un
día como otro cualquiera, su padre la sorprendió con un regalo, una capa hecha
con los trapos. Desesperada, decidió tomar una decisión drástica, esa misma
mañana preparó un pequeño equipaje para huir de su padre. Lo único que cogió
fueron los regalos que le había hecho su madre antes de morir, los dos vestidos
que le había pedido a su padre y un poco de comida. Cuando hubo anochecido, y
asegurándose de que no la veía nadie, salió corriendo del castillo cubierta
únicamente con la capa de le había pedido a su padre.
Sanaya anduvo durante un mes entero, y cuando ya
pensaba que no conseguiría llegar a ningún sitio y que su padre la encontraría,
llegó a un palacio, el palacio más grande que jamás había visto, con torres
altísimas y unos colores preciosos. La joven princesa decidió que se quedaría
en ese lugar y que intentaría construirse una nueva vida. De este modo fue
llamando a las puertas de la gente del pueblo pidiendo ayuda, y aunque todo el
mundo le miraba con tristeza nadie quería cobijarla, hasta que llegó a una
posada, allí, el dueño le dijo que la ayudaría a cambio de que ella trabajara
ayudando en la posada. Trabajó durante al menos dos años, sin embargo nunca
nadie supo su verdadera identidad, ya que la princesa jamás se mostró delante
de nadie sin su capa de trapos de cocina, y aunque la chica no era
totalmente feliz, al menos todas las noches tenía un plato para cenar y un
lecho en el que dormir.
Un día como otro cualquiera, cuando Sanaya iba al
mercado a hacer los recados que le había mandado el posadero, vio como la gente
se agolpaba alrededor de un hombre, y al acercarse oyó como este gritaba:
"Atención, todas las damas del reino están invitadas al baile que da el príncipe,
en este baile el príncipe elegirá a su futura esposa y se llevará a cabo
durante tres noches".
La joven, sin dudarlo ni un momento, volvió a casa
para pedirle permiso al posadero y poder acudir al baile, el hombre le dio su
aprobación, pero no sin antes decirle que no conseguiría conquistar al
príncipe.
Aunque la princesa también estaba convencida de eso,
subió a su habitación, se limpió y se puso el vestido de hilo dorado que le
había regalado su padre, y él lo acompañó con el brazalete en forma de
rosa que le había regalado su madre.
Para asegurarse de que nadie la descubría salió de la
posada cubierta con la capa, y solo se la quitó cuando llegó al palacio, una
vez allí la escondió y entró al baile.
El príncipe nada más verla se quedó fascinado y,
acercándose a ella, le pidió un baile, y ese baile se fueron convirtiendo en
dos, y entres y así hasta que llegó la hora en que la chica tenía que volver a
casa. Sin casi despedirse del joven con el que había estado bailando toda la
noche salió corriendo, cogió la capa y volvió a la posada, pero antes de huir
subió a la habitación del príncipe y le dejó el brazalete en la cama. El
príncipe, al subir a la habitación encontró el regalo, pero él que era muy
despistado era incapaz de recordar de quien era aquella joya, pero es que
además no podía imaginarse a quien le pertenecería
Al día siguiente pidió permiso otra vez al posadero
para ir al baile y este le volvió a decir que sí pero que no conseguiría lo que
se proponía. Sanaya volvió a ponerse sus mejores galas y esta vez decidió
utilizar el vestido plateado como la luna y el collar con el cierre de zafiro.
Llevó acabo el mismo procedimiento que el día anterior, salió cubierta
con la capa, y solo cuando llegó al palacio se la quitó. La noche transcurrió
igual que la anterior y cuando llegó la hora de irse la joven salió corriendo,
fue a la habitación del príncipe y le dejó el zafiro que cerraba el collar,
tras esto salió, se cubrió con la capa y volvió a la posada.
La última noche de baile la princesa volvió a acudir,
esta vez con su vestido de pétalos de rosas que no marchitan. Al llegar al
baile el Príncipe le pidió que al finalizar la velada no saliera corriendo,
pero como las dos noches anteriores la chica, consciente de que jamás podría
casarse con un príncipe como él, le suplicó que le dejara irse y así fue, sin
embargo esta vez el príncipe le siguió, y antes de que abandonara el palacio la
alcanzó, la miró y le dijo: “Sé que eres tú quien me ha dejado el brazalete y
el zafiro en la habitación, y creo que tú debes ser mi esposa, eres hermosa y
sobre todo inteligente, y así es como quiero que sea mi futura mujer.
La princesa, muy sorprendida le dijo que no era quien
él pensaba, que ella en realidad era una simple ayudante del posadero y que
solo quería ver que sentía al parecer una princesa. El príncipe no se lo creyó
y le dijo que sabía que eso era mentira y que solo una verdadera princesa
llevaría un brazalete como ese.
Sanaya, consciente de lo que le decía el príncipe no
pudo seguir ocultando su verdadera identidad, así que le miró a los ojos y le
dijo que se casaría con él
Y así fue como el príncipe y la princesa se casaron,
comieron perdices y fueron felices por siempre jamás.
FIN
Criterios para realizar la adaptación
A la hora de hacer la adaptación tuve en cuenta que
quería enfocarla para niños de 9 años, por lo que analizaré los cambios
realizados en el cuento teniendo en cuenta el desarrollo emocional y social de
los niños de esta edad.
Lo que he cambiado
|
Lo que he mantenido igual
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Los
regalos de la madre
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La muerte
de la madre
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El incesto
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Adolescencia
feliz
|
Las
características de la capa
|
Huida del
seno familiar
|
Los
regalos que le pide a su padre
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La
ocultación de identidad
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Las tres
noches de baile
|
|
El
enamoramiento y final feliz
|
En primer lugar diré el porqué de los detalles que he
mantenido igual. La muerte de la madre es importante ya que es lo que supone el
inicio de los tres regalos que más tarde tendrán un papel tan importante, sin
embargo, aunque sea un acontecimiento importante de la historia, no me he
centrado demasiado en ella, ya que los niños son capaces de entender que la
muerte es un hecho, pero a lo mejor aún no están preparados para verlo como
algo que puede ser cercano para ellos. Por otra parte hay que decir que como en
la historia contada en clase no es una princesa como las que conocemos nosotras
que ya desde pequeña siente la necesidad de huir de su hogar, sino que esta
crece feliz y con amor, por lo que he considerado importante mantenerlo igual,
y del mismo modo que ocurre en el relato contado en el aula es ya pasada la
adolescencia cuando se produce un conflicto familiar y necesita huir. Además de
esto, en la historia también es importante el hecho de que la princesa oculte
su identidad, por lo que no he querido cambiarlo para seguir manteniendo una
estructura similar a la del otro relato, y por este mismo motivo he mantenido
igual las tres noches de baile, ya que son una buena forma de mantener en
tensión a los oyentes de la obra, y el final feliz.
A continuación explicaré mis cambios. Tanto los
regalos de la madre como los regalos que le pide la princesa a su padre los he
cambiado únicamente para que la historia no fuera tan parecida y me parecía
divertido introducir otro tipo de regalos. Por otra parte, está el hecho del
incesto, el cual he cambiado porque considero que unos niños de 9 años no son
capaces de entender lo que supone una relación entre un padre y una hija, y a
lo mejor llega a ser un poco traumático para ellos. Por último está el cambio
de la capa, que en lugar de ser de pieles de animales es de trapos sucios, este
cambio lo he realizado en parte por cambiar para que no sea tan parecido al
otro relato, y en parte para no fomentar en los niños el “instinto” de caza
furtiva.