viernes, 27 de noviembre de 2015

Toda clase de pieles 3.0. Definitiva



Adaptación de "Toda clase de pieles" 

CAPA DE TRAPOS

Había una vez, en un lugar muy muy lejano, una reina. La reina era la mujer más justa y bondadosa que el mundo haya conocido jamás. Pero por lo que realmente se la conocía era por su asombrosa belleza, tenía el pelo tan dorado como doradas son las estrellas, y unos ojos azules como las aguas más cristalinas del reino.
La vida de los monarcas eras maravillosa  y todo en el reino era felicidad y bienestar, ambos eran felices con su hija, una niña preciosa, de ojos azulados y pelo dorado, cuyo nombre era Sanaya.
La niña era feliz, creció al lado del resto de jóvenes del reino y recibió la mejor educación del mundo, pero durante el invierno del décimo cumpleaños de la pequeña la reina enfermó y falleció. Antes de morir la madre de Sanaya le hizo prometer a su marido que jamás obligaría a su hija a casarse con alguien a quien no quisiera, le hizo prometer que el matrimonio de la princesa estaría llenos de amor igual que lo había estado el suyo. Además de esto, le entregó tres objetos que quería que le entregara a su hija cuando fuera lo suficientemente mayor, el primero de los objetos era un brazalete de plata con forma de rosa, el símbolo del reino; el segundo regalo era un collar, un collar que parecía normal, sin embargo tenía una peculiaridad, el broche del cierre estaba hecho con un zafiro, una piedra preciosa que solo se podía encontrar en ese reino; y por último, un vestido hecho con pétalos de rosas que no marchitan.
 Pasaron los años, y la princesa fue creciendo, convirtiéndose en una joven amadas y respetadas por todo el pueblo. A pesar de esto, no había encontrado aún al hombre con el que casarse, un hombre al que amara de verdad. Su padre, que ya era mayor y sabedor de que Sanaya solo podría reinar si se casaba, le dio un ultimátum: “Hija, te doy tres meses para que encuentres a un hombre bueno y con el que quieras pasar el resto de tu vida, si en ese tiempo no has encontrado a nadie te casarás con el hombre que yo te diga.”  La joven princesa no hizo mucho caso a su padre y fue dejando que pasara el tiempo.
Durante el margen de tiempo que le había dado su padre se produjo el veinte cumpleaños de Sanaya y su padre decidió que ya era lo suficientemente mayor como para recibir los regalos de su madre, de este modo, los preparó y se los entregó. La joven se quedó absolutamente maravillada con los objetos, pero probablemente el que más le gustó fue el vestido de pétalos de rosas.
Cuando se terminó el plazo que le había dado el padre a su hija esta le dijo que no había conocido a nadie y que aunque es la intentara obligar no iba a conseguir que se casara con alguien a quien no quisiera. A pesar de esto, el rey le respondió que sí lo haría, que el afortunado que se casaría con ella y por lo tanto que ocuparía el trono sería uno de los duques más poderosos del reino.
Sanaya, consciente de que no conseguiría cambiar la idea que tenía su padre, pensó en cómo podía ganar tiempo, así que le pidió a su padre como regalo de boda dos vestidos, uno de ellos tenía que ser tan dorado como el sol, y el otro debía ser tan plateado como la luna. El rey aceptó, y en ese mismo momento hizo llamar a todos los costureros del reino, y les dijo que tenían  que trabajar sin descanso para tener cuanto antes los dos vestidos que había solicitado la princesa.
En apenas dos meses los vestidos estuvieron listos, y cuando la futura reina recibió el regalo era incapaz de creérselo, y a pesar de que le había dicho a su padre que tras recibir esos regalos se casaría con el hombre que él quisiera le pidió un último regalo. Tras pensar durante un tiempo lo que le iba a pedir a su padre, decidió que quería una capa hecha con los trapos utilizados por los sirvientes de la corte.
El rey, que ya estaba bastante enfadado, le dijo que se lo regalaría, pero que después de eso ella tendría que casarse con el duque y no podría decir que no.
La joven, convencida de que su padre se negaría a hacerle una capa con esas características, pasó los meses siguientes muy tranquila, pensando que jamás tendría que casarse con alguien a quien no amara, pero un día como otro cualquiera, su padre la sorprendió con un regalo, una capa hecha con los trapos. Desesperada, decidió tomar una decisión drástica, esa misma mañana preparó un pequeño equipaje para huir de su padre. Lo único que cogió fueron los regalos que le había hecho su madre antes de morir, los dos vestidos que le había pedido a su padre y un poco de comida. Cuando hubo anochecido, y asegurándose de que no la veía nadie, salió corriendo del castillo cubierta únicamente con la capa de le había pedido a su padre.
Sanaya anduvo durante un mes entero, y cuando ya pensaba que no conseguiría llegar a ningún sitio y que su padre la encontraría, llegó a un palacio, el palacio más grande que jamás había visto, con torres altísimas y unos colores preciosos. La joven princesa decidió que se quedaría en ese lugar y que intentaría construirse una nueva vida. De este modo fue llamando a las puertas de la gente del pueblo pidiendo ayuda, y aunque todo el mundo le miraba con tristeza nadie quería cobijarla, hasta que llegó a una posada, allí, el dueño le dijo que la ayudaría a cambio de que ella trabajara ayudando en la posada. Trabajó durante al menos dos años, sin embargo nunca nadie supo su verdadera identidad, ya que la princesa jamás se mostró delante de nadie sin su capa de trapos de cocina, y aunque  la chica no era totalmente feliz, al menos todas las noches tenía un plato para cenar y un lecho en el que dormir.
Un día como otro cualquiera, cuando Sanaya iba al mercado a hacer los recados que le había mandado el posadero, vio como la gente se agolpaba alrededor de un hombre, y al acercarse oyó como este gritaba: "Atención, todas las damas del reino están invitadas al baile que da el príncipe, en este baile el príncipe elegirá a su futura esposa y se llevará a cabo durante tres noches".
La joven, sin dudarlo ni un momento, volvió a casa para pedirle permiso al posadero y poder acudir al baile, el hombre le dio su aprobación, pero no sin antes decirle que no conseguiría conquistar al príncipe.
Aunque la princesa también estaba convencida de eso, subió a su habitación, se limpió y se puso el vestido de hilo dorado que le había regalado su padre, y él  lo acompañó con el brazalete en forma de rosa que le había regalado su madre.
Para asegurarse de que nadie la descubría salió de la posada cubierta con la capa, y solo se la quitó cuando llegó al palacio, una vez allí la escondió y entró al baile.
El príncipe nada más verla se quedó fascinado y, acercándose a ella, le pidió un baile, y ese baile se fueron convirtiendo en dos, y entres y así hasta que llegó la hora en que la chica tenía que volver a casa. Sin casi despedirse del joven con el que había estado bailando toda la noche salió corriendo, cogió la capa y volvió a la posada, pero antes de huir subió a la habitación del príncipe y le dejó el brazalete en la cama. El príncipe, al subir a la habitación encontró el regalo, pero él que era muy despistado era incapaz de recordar de quien era aquella joya, pero es que además no podía imaginarse a quien le pertenecería
Al día siguiente pidió permiso otra vez al posadero para ir al baile y este le volvió a decir que sí pero que no conseguiría lo que se proponía. Sanaya volvió a ponerse sus mejores galas y esta vez decidió utilizar el vestido plateado como la luna y el collar con el cierre de zafiro. Llevó acabo el mismo procedimiento que el día anterior, salió cubierta con  la capa, y solo cuando llegó al palacio se la quitó. La noche transcurrió igual que la anterior y cuando llegó la hora de irse la joven salió corriendo, fue a la habitación del príncipe y le dejó el zafiro que cerraba el collar, tras esto salió, se cubrió con la capa y volvió a la posada.
La última noche de baile la princesa volvió a acudir, esta vez con su vestido de pétalos de rosas que no marchitan. Al llegar al baile el Príncipe le pidió que al finalizar la velada no saliera corriendo, pero como las dos noches anteriores la chica, consciente de que jamás podría casarse con un príncipe como él, le suplicó que le dejara irse y así fue, sin embargo esta vez el príncipe le siguió, y antes de que abandonara el palacio la alcanzó, la miró y le dijo: “Sé que eres tú quien me ha dejado el brazalete y el zafiro en la habitación, y creo que tú debes ser mi esposa, eres hermosa y sobre todo inteligente, y así es como quiero que sea mi futura mujer.
La princesa, muy sorprendida le dijo que no era quien él pensaba, que ella en realidad era una simple ayudante del posadero y que solo quería ver que sentía al parecer una princesa. El príncipe no se lo creyó y le dijo que sabía que eso era mentira y que solo una verdadera princesa llevaría un brazalete como ese.
Sanaya, consciente de lo que le decía el príncipe no pudo seguir ocultando su verdadera identidad, así que le miró a los ojos y le dijo que se casaría con él
Y así fue como el príncipe y la princesa se casaron, comieron perdices y fueron felices por siempre jamás.

FIN

Criterios para realizar la adaptación

A la hora de hacer la adaptación tuve en cuenta que quería enfocarla para niños de 9 años, por lo que analizaré los cambios realizados en el cuento teniendo en cuenta el desarrollo emocional y social de los niños de esta edad.


Lo que he cambiado
Lo que he mantenido igual
Los regalos de la madre
La muerte de la madre
El incesto
Adolescencia feliz
Las características de la capa
Huida del seno familiar
Los regalos que le pide a su padre
La ocultación de identidad

Las tres noches de baile

El enamoramiento y final feliz


En primer lugar diré el porqué de los detalles que he mantenido igual. La muerte de la madre es importante ya que es lo que supone el inicio de los tres regalos que más tarde tendrán un papel tan importante, sin embargo, aunque sea un acontecimiento importante de la historia, no me he centrado demasiado en ella, ya que los niños son capaces de entender que la muerte es un hecho, pero a lo mejor aún no están preparados para verlo como algo que puede ser cercano para ellos. Por otra parte hay que decir que como en la historia contada en clase no es una princesa como las que conocemos nosotras que ya desde pequeña siente la necesidad de huir de su hogar, sino que esta crece feliz y con amor, por lo que he considerado importante mantenerlo igual, y del mismo modo que ocurre en el relato contado en el aula es ya pasada la adolescencia cuando se produce un conflicto familiar y necesita huir. Además de esto, en la historia también es importante el hecho de que la princesa oculte su identidad, por lo que no he querido cambiarlo para seguir manteniendo una estructura similar a la del otro relato, y por este mismo motivo he mantenido igual las tres noches de baile, ya que son una buena forma de mantener en tensión a los oyentes de la obra, y el final feliz.
A continuación explicaré mis cambios. Tanto los regalos de la madre como los regalos que le pide la princesa a su padre los he cambiado únicamente para que la historia no fuera tan parecida y me parecía divertido introducir otro tipo de regalos. Por otra parte, está el hecho del incesto, el cual he cambiado porque considero que unos niños de 9 años no son capaces de entender lo que supone una relación entre un padre y una hija, y a lo mejor llega a ser un poco traumático para ellos. Por último está el cambio de la capa, que en lugar de ser de pieles de animales es de trapos sucios, este cambio lo he realizado en parte por cambiar para que no sea tan parecido al otro relato, y en parte para no fomentar en los niños el “instinto” de caza furtiva.
 


   


sábado, 14 de noviembre de 2015

Actividad voluntaria 1



Cómo trabajan la lectura en el aula


Este año estoy realizando mis prácticas en el Colegio Gredos San Diego Las Rozas, y aunque trabajo con varios cursos en el que más estoy es en cuarto de primaria, por lo que el desarrollo de esta actividad lo centraré mayoritariamente en este curso.
En primer lugar diré que todos los niños de tercero, cuarto, quinto y sexto deben tener algún libro de lectura en la mesa. Este libro puede ser el que ellos elijan, es decir, no se trata de leer la lectura obligatoria de ese trimestre, sino más bien que aprendan a disfrutar de la lectura de un tema que a ellos les guste. De este modo los niños pueden leer en cualquier momento en el que no se esté haciendo una actividad de clase, cuando no estén atendiendo a una explicación del maestro o haciendo deberes, por lo tanto, pueden leer entre los cambios de clase o cuando terminan de hacer algún ejercicio o examen.
Después de estar un par de semanas observando el funcionamiento de las clases, creo que este método es bastante efectivo, ya que la mayoría de los niños leen sin que los profesores se lo tengan que decir, e incluso hay alguno que ya ha leído más de un libro desde que yo empecé las prácticas en el colegio.
Además existe en las aulas existe una pequeña “biblioteca de aula” donde hay libros de lectura y los niños pueden recurrir a ella cuando hayan terminado su libro y no tengan lo que leer. Los libros que se pueden encontrar en ella, en la mayoría de los casos, los ha facilitado el tutor de cada clase.

Como he dicho anteriormente, ahora me voy a centrar en el cuarto curso de primaria, en este curso se realiza un proyecto en relación a la lectura llamado “El libro viajero”, y a continuación procederé  a su explicación.
En primer lugar tengo que explicar cómo se organizan las clases de Lengua castellana. En total hay cuatro grupos formados por los niños de tres clases diferentes de cuarto, lo que hace que cada profesor esté con un grupo más pequeño que si diera clase a una clase entera, y esto facilita el desarrollo de la misma. Pues bien, todos los profesores que imparten la asignatura de lengua tienen un catálogo de libros clasificados por curso y por categorías o temas tratados, y una vez lo tienen se lo muestran a su grupo de niños, dándoles la opción de que cada clase o grupo elija el que más le llama la atención. El objetivo es que cada uno de los grupos elija un libro de lectura diferente, ya que el paso siguiente a leer el libro debe ir rotando de un grupo a otro.
Por ejemplo, el grupo de lengua con el que estoy yo ha elegido leer “El colegio más raro del mundo” de Pablo Aranda, y cuando todos los niños de mi clase se lo hayan leído se lo cederán a un niño de alguno de los otros grupos, y seguirán así hasta que los niños de todos los grupos hayan leído los cuatro libros que se habían elegido al principio.
La verdad es que cuando mi tutor me comentó la idea me llamó bastante la atención ya que yo nunca tuve la opción de elegir los libros de lectura obligatorios, pero sobretodo me parece una buena idea, en primer lugar porque es mucho más fácil que un niño lea algo que él mismo ha elegido, y en segundo porque al pasárselo unos a otros pueden motivarse entre ellos, es decir, decirles los motivos por los que les ha gustado un libro.
Sin embargo, esto solo se hace a partir de cuarto, ya que los niños de tercero trabajan la lectura de otra manera. En primer lugar, tienen un libro de texto en el que aparecen textos en prosa, poesía y teatro, y cada uno de esos textos va acompañado de actividades de comprensión lectora. Y por otra parte tienen un proyecto llamado “Lectura eficaz”, y con el que deben leer un libro ya elegido por el maestro o por los profesores responsables de la asignatura, en este caso el libro con el que tienen que trabajar es “El gigante que se leyó El Quijote”.
En general, y teniendo en cuenta como se trabajaba la lectura cuando yo estaba en primaria, creo que se trabaja bastante bien el tema del desarrollo lector, ya que la mayoría de los niños muestran bastante interés a la hora de leer.